Cuantas veces no creemos que la fe, una fe profunda que nos haga seres espirituales, nos hara mejores personas, hara de nuestras sociedades, unas comunidades màs sanas y por consiguiente a nuestras ciudades centros de paz y armonia. Pero què pasa cuando esa fe es fundamental y sus fieles son fanaticos, còmo se vuelven esas sociedades, què pasa con las ciudades.
miércoles, 1 de octubre de 2008
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